En estos días nos hemos dado cuenta, por fin, de cuan poderosos son los lobbys de la industria musical y de la SGAE en España.
El PP (principal partido de la oposición) cambió de pronto su discurso y por primera vez en 7 años apoya una ley promovida por el gobierno unilateralmente. Esto no es un hecho sin importancia, evidentemente desde algunos grupos de presión se les ha dicho que ya está bien de quejarse contra el canon y los privilegios afines y que, o se callan de una vez, o les callarán luego a la hora de contribuir y apoyar su campaña.
Los jueces quieren dejar claro que los partidos políticos no son rivales para ellos y que no piensan consentir que se les excluya del mapa pero, una vez metidos de tapadillo en la ley, saben que a ellos no se les ha perdido nada en esta guerra y que insistir en contra sólo les creará importantes enemigos para futuras batallas.
Por último las televisiones, que han visto como internet les roba clientes que prefieren seguir las series directamente en la red en vez de esperar a que las traigan a España y que, por tanto, no verán los anuncios que son su fuente de ingresos, han dado la espalda a toda noticia que tenga que ver con las actuaciones de los internautas para que las aguas no parezcan revueltas en la superficie.
Incluso los periódicos en la red, que ahora quieren empezar a cobrar por mostrarnos las noticias, apenas escriben de nuestras reacciones y protestas, e incluso nos critican a pesar de ser sus principales clientes, habida cuenta de que esta filosofía de gratuidad les perjudica en sus futuros planes monetarios.

Esta es la realidad como nadie quería contárosla. Pero, ya sabéis, dentro de poco habrán acallado mi voz y la de todos vosotros. Y es que ninguna libertad es excusa para que todos ellos pierdan beneficios. Intuís a quién me refiero...