25 de junio de 2013

a las putas barricadas

Hace algunos años (¡Joder, qué viejo soy! Ya sólo se me ocurren “batallitas” que contar) estaba enfrente de un conocido pub de la calle Pedro Antonio, del cual no diré el nombre, a fin de cuentas el “BABEL” no me ha pagado para que le haga publicidad… estaba, como decía, esperando a unos compañeros de clase que, para variar, llegaban tarde: a ver si adivináis quien era el tonto de mi grupo que siempre llegaba puntual. Salía en ese momento un hombre del local con una de las intoxicaciones por alcohol más descomunales que he visto en mi vida (sin contar con los comas etílicos que traté en mi etapa de Técnico en Transportes Sanitarios, pero bueno: esa es otra historia), trastabilló en el escalón de la entrada, escoró de babor siendo afortunadamente sustentado por el arco del umbral lo que impidió que diera con sus “piños” (dientes) en el suelo, no así una pequeña pistola que saltó inquieta desde la funda que se intuía bajo su chaqueta, un buen samaritano se la recogió del suelo sonriendo con asombro y se la devolvió guareciéndosela en un bolsillo interior de la americana ante el más que completo desinterés del interfecto.
 En ese momento un par de especímenes de la peor chusma que he visto en años se paró a medio metro escaso de mí calibrando las posibilidades de hartarlo a palos y aprovechar para robarle el arma y así escalar puestos en sus respectivas carreras delictivas.
 De pronto repararon en que yo estaba allí, en que yo había visto la escena y que yo había escuchado sus planes. ¿Habéis oído eso de “estar en el sitio correcto en el momento incorrecto”? Pues en toda mi vida no ha estado más preclaro para mí el significado de esa frase.
 Me levanté del coche en el que estaba apoyado, me di media vuelta cruzando la calle y alejándome de la escena y me hice el firme propósito de no volver a llegar con menos de media hora de retraso a cualquier otra quedada con los capullos de mis compañeros.



¿Y esto que tiene que ver con la actualidad? Pues nada: escuchando una noticia sobre Rajoy y la Unión Europea me he acordado de aquel estúpido borracho que iba por el mundo con una aterradora arma y viendo imágenes de los políticos alemanes e ingleses me han venido a la mente los carroñeros que iban a matarlo para quitársela y así facilitar ulteriores hurtos. Pero no tienen nada que ver ambas historias ¡FALTARÍA MÁS…!



 (…a las putas barricadas… ¡YA!)