16 de agosto de 2006

NUEVA YORK (un día de Julio del año 2000)


Fue hace seis años, justo el anterior a que todo cambiara. Ya no nos sorprenden las noticias sobre atentados, sobre planes para atentar, sobre métodos para realizarlos. Entonces todavía se levantaban orgullosos un par de rascacielos en el sur de Manhattan.

En "La Zona Cero" había unos grandes almacenes que visitamos un par de veces. Para regresar decidimos coger el metro en la propia estación de las "Torres Gemelas". Al pasar por la plazoletilla que había entre ambas vimos un pequeño escenario en donde unos músicos sonrientes improvisaban Jazz. Los brokers salían para tomarse su sandwich de media mañana con la chaqueta en el brazo y las camisas remangadas. Parecían gente cordial que amaban la vida y solo intentaban hacer bien su trabajo. Muchos de ellos murieron el año siguiente.


Recuerdo a los simpáticos bomberos que nos encontramos en "la pequeña Italia". No les importó que tres turistas quisieran hacerse una foto con ellos apoyados en su camión, ni que me dirigiera a ellos en español, en vez de decírselo en su idioma. Hicieron el esfuerzo de la lógica y adivinaron mis intenciones.

Claro que eran otros tiempos.

He pensado a veces en ellos, si estaban destinados en aquella zona, tan próxima a la catástrofe, es posible que fueran unos de los que acudieron primero, unos de los que sufrieron la caída, unos de los que perecieron...

He recordado aquel viaje desde entonces, y lo hago con cariño e ilusión. Pero hoy me acuerdo de que un día murieron los pasajeros de cuatro aviones, los trabajadores de dos edificios, los profesionales que fueron a rescatarlos y unos cabrones que mejor hubieran perdido sus miserables existencias mientras preparaban esta desolación.

2 Comments:

At 9:55 p. m., Blogger @Igna-Nachodenoche said...

Como un flash llenaron de nuevo a mis ojos esas imágenes, es inevitale no recordarlo.

 
At 12:09 a. m., Blogger Bowie said...

sí, los bomberos de NYC se han convertido en los mayores héroes del post-trauma del 11-S

gente que solo quiere hacer su trabajo, ¿verdad?

y hay algo de ruda cordialidad siempre en este tipo de hombres, algo de tierna rotundidad, acaso

va el abrazo

 

Publicar un comentario

<< Home