26 de noviembre de 2006

SUPERHÉROES DE PAPEL.

¿Cuáles son los motivos que sustentan a los personajes de los comic de superhéroes? A menudo son los que interesan a los productores de la serie, los que consideran más económicamente rentables.


Generalmente se basan en explotar rancios espíritus patrióticos como en "El Capitán América" en el que ya solo el disfraz era todo un resumen de intenciones y en el que, inexplicablemente, criminal tras criminal se empeñaba en revelarse como tirano defensor de las ideas Fascistas, entroncadas más adelante, de manera delirante, con las del comunismo soviético. Y es que poco importaban si estas podían o no ser reales, cuando el protagonista mismo era el icono de la imposibilidad.
Algo más tarde apareció "Spiderman", sin duda el más popular de la serie. Esto tal vez se debiera a que los maleantes se deshicieron de antiguos ideales caducos por otros aun más increíbles pero infinitamente más gráficos. Y así dejaron de ser demacrados generales alemanes y rusos para pasar a ser seres con tentáculos poderosos, garras mortíferas o transformaciones asombrosas. Y el prota era un muchacho joven, más cercano al público que iba dirigido, que se revelaba contra los abusones de la clase y un trabajo explotador, mientras machacaba tras grandes piruetas a estos perversos criminales.
Con el tiempo llegó "La Pantera Negra" o "El Tigre Blanco" con el claro propósito de atraer al mercado a minorías étnicas como la negra o la hispana que hasta el momento habían estado completamente ignoradas cuando no se limitaban a ser simple comparsa del gran héroe blanco.
Incluso "Superman" estaba influenciado por ese espíritu chovinista. A pesar de ser un extraterrestre confeso, su tez era blanca y no verde y por supuesto alto, guapo e inteligente por demás y enseguida se proclamó absolutamente convencido del modo de vida norteamericano y respetuoso hasta el agotamiento con los símbolos de ese país.
Supongo que incluso se podría estudiar la mano de macarthismo en todo esto, pero eso se lo dejaré a expertos en el tema (léase Crocus o el Lector de Comic, a los que dedico este post).

En España tuvimos, a mediados del pasado siglo, dos comic muy populares: "Roberto Alcázar y pedrín" y "El Guerrero de Antifaz". Pero aquí la influencia de la ideología conservadora era clara, cuando no ridícula, en ambos. Sus personajes parecían más preocupados por mantener la pureza del pueblo español y la religión Católica ante las turbas de infieles árabes que por dar una imagen ecuánime y ejemplarizante de lo que debía ser un hombre de bien. A pesar de todo, o precisamente por eso, ambos fueron tremendamente populares y su tirada se mantiene aun en la actualidad con ediciones en facsimil.

Más contemporáneos entramos en el terreno humorístico ya sin disimulo. Los héroes de nuestro tiempo son superagentes calvos y casposos y su arsenal se compone de armas que a menudo resultan más perjudiciales para ellos mismos que para el hipotético enemigo. O son seres con superpoderes, pero que muestran sin tapujos bajo la malla una panza cervecera, cuando pelean con malhechores freakys.
Supongo que esto se debe a nuestra educación y a los genes latinos. Tal vez no creemos en los maniqueismos extremos que muestran estos comic. Yo me he educado con estas historias y personajes y me hubiera gustado poder trepar por paredes o disponer de superfuerza, pero la vida me ha enseñado que la bondad tiene muchos tonos, que los malos de turno no van por la vida con ropas de colores chillones, sino que se esconden tras apariencias amables y trajes de diseño y que ante un violador, un maltratador de mujeres o un ladron con navaja, hace más falta una conciencia cívica y una pronta actuación de la policía, que todos los artefactos imposibles que llevaban esos personajes.

Claro que, como siempre, puedo estar equivocado. Un saludo.

1 Comments:

At 5:50 p. m., Blogger Patricia Angulo said...

pufff si habré leído historietas sin saber todas las intenciones que acumulaban detrás...

Ahora pienso lo que vos.

Besos.

 

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