El título de este post es el mismo que el de una curiosa novela. Un muchacho la escribió poniendo todas sus esperanzas en ella y tras el rechazo de todas las editoriales que visitó a publicarla terminó suicidándose. Su madre, con el peso de su muerte, continuó dicho intento. Finalmente una pequeña editorial sin mucha importancia accedió a publicarla y… se convirtió en un éxito de ventas. Esta entrada no va de literatura, ni de sueños escritos, ni de madres que subsisten a sus hijos. Este post va de la estupidez de sobreponer tus ansias a tu vida y a la vida de los que te rodean.
Para este muchacho era más importante una obra escrita que su propia vida. Si realmente era tan buen escritor no debió dejar que esas ilusiones de reconocimiento le llevaran a la desesperación y el suicidio, privándole de componer nuevas obras. Y su muerte encadenó a su madre a su memoria y por ende encarceló entre las paredes de su recuerdo todos los años de vida que le quedaran a ella.
Esta mañana una amiga me preguntaba por mi opinión sobre el espía ruso envenenado con polonio. A nadie, excepto tal vez a su mujer, le importa dicho espía. Pero cuando empezaron a aparecer envenenados: empleados, camareros, acompañantes y aviones… los británicos pusieron el grito en el cielo y empezaron a preocuparse de verdad.
Su muerte ha sido un claro aviso. Si matamos a alguien haciéndolo salirse de la carretera en una curva de montaña, se especulará durante años sobre si fue un accidente o un asesinato. Pero si le envenenamos de una forma brutal y demoledora mandamos un mensaje a todos los que como él amenazan con decir secretos que podrían enjuiciar a altos cargos. Aquí no se busca discreción, se busca dejar muy claro cual es el precio que debes de estar dispuesto a pagar si quieres amenazar mi posición.
Mucho se habla sobre secretos en este país. Todos sospechamos de quien es la “x” de aquella trama de guerra sucia que fue los GAL. Cayeron políticos y altos cargos que apoyaron el asesinato de terroristas de la ETA cuando el estado español tomo la determinación de acabar con ellos por las malas. Todos sospechamos quien es la “x”, pero esta figura está en libertad sin cargos mientras otros pagaron por su culpa.
Y los propios terroristas están dispuestos a matar por defender su puesto en un mísero terruño. JAMAS UN PEDAZO DE TIERRA VALDRÁ MAS QUE LA VIDA. Oí decir, una vez, que “morir por la patria es como morir por el sistema métrico decimal”… y ahora, todos los militares y herederos que me lean me odiaran por menospreciar sus ideales. Las Patrias son líneas dibujadas en un mapa. Si hace unos siglos un rey hubiera estornudado al proponer una, toda la gente de esa zona hablaría otro idioma y lucharían por otros ideales. Si a Colón le hubieran hecho caso en su patria, en el siglo XXI el italiano rivalizaría con el inglés.

Te estarás preguntando a que vienen todas estas ideas aparentemente confusas y contradictorias. Te lo dije al principio: esto va de la estupidez de sobreponer tus ansias a la vida.

El espía ruso murió porque algún tipejo (o grupo de tipejos) valoran más sus enmohecidas posiciones de privilegio que la vida ajena. Me suelo imaginar a la humanidad como un hormiguero y pienso en una hormiga que se cree tan superior que trama planes para subir de escalafón y conseguir poder, cuando me bastaría un simple pisotón para espachurrarla contra el suelo.