11 de abril de 2007

CULILLOS DE MAL ASIENTO

En este lado del "charco" le llamamos ser "un culo de mal asiento" a esa persona incapaz de estarse quieta ni un segundo. Nerviosa, intranquila y que continuamente se mueve sin permanecer en el mismo sitio un sólo momento.
Sin llegar a extremos yo siempre he sido de este gremio. Me aburro con facilidad y me cansa la visión del mismo horizonte todos los días. Con el tiempo me he ido relajando, "domesticando" ese espíritu salvaje que me quemaba la sangre. Puedo estarme horas sentadito tranquilamente oyendo una pesada conferencia aunque por dentro esté deseando salir corriendo a buscar el rayo de sol más cercano. Pero, por suerte, en la intimidad de mis pensamientos, la cabeza no para ni cuando duermo. ¡Cuántas veces he tenido que levantarme en mitad de la noche para escribir una idea, porque sabía que si no no conciliaría el sueño ante el temor de olvidarla! O las noches en vela (ayer estuve montando un vídeo hasta las 2:30 a pesar de tener que madrugar hoy) ante la furiosa acometida de mis inquietudes.
Os contaré un ejemplo: durante el servicio militar obligatorio me ascendieron a cabo. No fue por méritos, sino por necesidades del acuartelamiento. Los mandos querían que los propios compañeros nos encargáramos de despertar, formar, etc, a los demás. Es la regla base del ejercito: si algo puede hacerlo otro, no lo hagas tú. Y así los capitanes delegaban en los tenientes, que delegaban en los subtenientes, que a su vez delegaban en los sargentos, que volvían a hacerlo en los cabos primeros, los cuales (inútiles de necesidad) nos gritaban a nosotros para que hiciéramos su trabajo. Pero claro, el trabajo de un cabo primero era, básicamente, rascarse la tripa durante todo el día, y no querían mal acostumbrar a la tropa dejando que esta viera que sus subordinados (osea, los cabos) haciamos algo. Por lo tanto nos obligaban a nosotros a estar mano sobre mano ordenado a los compañeros que cogieran las escobas, barrieran, ordenaran cuartos y demás.
Y nosotros (los cabos, casualmente bastante majos todos menos uno) nos dedicábamos a buscar tareas que hacer a lo largo de la jornada para mantenernos ocupados ante la aterradora visión de pasarnos encerrados los nueve meses de la mili sin trabajar en nada durante todas las horas de todos los días.
Yo hice de todo, y de vez en cuando me encerraba en la armería con el soldado que habían puesto al cuidado de los fusiles porque allí se estaba calentito, entretenido (limpiando y repasando una a una todas las armas) y a salvo de alguna orden estúpida del capitán o sus subalternos. De este modo, como mi mente no había parado de elucubrar ni un solo minuto, al terminar aquella etapa, había diseñado dos cierres de armas completamente nuevos y con sistemas más fiables, versátiles y económicos que todos los actuales... y eso que soy pacífico.
Ahora tengo en mi cabeza fijado el recuerdo de hace dos veranos en la preciosa ciudad de Barcelona, mientras afuera llueve con furia contra mi ventana. Sí, soy inquieto. Un culillo de mal asiento. Y necesitaría irme unos meses por ahí, a ver mundo.

5 Comments:

At 6:17 a. m., Blogger cieloazzul said...

Pues tu perdona Caña que lo diga, pero serás culillo de mal asiento, ( habrá que ver que tan malo ese culillo) pero de carita, pareces un ángelito quietecito y majo;)
besitos:)

 
At 4:14 p. m., Blogger Patricia Angulo said...

Tiene razón Cielo, parecés el niño de mejor comportamiento de la clase!!

Me encantó ver lo sobrecargados que suelían estar en la colimba=mili, lo has narrado de manera estupenda!

Besos

 
At 5:00 a. m., Blogger Daniela said...

hola mi buen amigo jejeje que me consta que eres medio inquieto, que mas he alguna desvelada la hemos pasado conversando por msn... bueno eso cuando yo tenia tiempo de estar tiempos eternos sentada frente al computador... distinta a la realidad que vivo hoy...

pero bueno, el ser asi como dices te ha hecho tener un amplio repertorio de historias que contar y eso siempre es bueno.

un beso, suerte!

 
At 4:17 a. m., Blogger Soledad said...

¡Pues qué ventaja es ésa!!! Ser hiperquinético, por decirlo de alguna forma. Es algo que te mantiene vivo, lleno de ganas de hacer cosas, de emprender proyectos, de tenerte motivado.
Es encontrar una pequeña gota de inspiración que te lleve a iniciar algo.
Siempre he admirado esa cualidad. Yo no la tengo y por eso muchos proyectos, tareas, ideas y sueños se me van quedando en el camino.
Tengo que mejorar eso. Sobre todo este año en que me propuse muchas cosas.
¡Muchos saludos!
Soledad.

 
At 9:36 a. m., Blogger Waiting for Godot said...

Ser un culillo de mal asiento es a veces una bendición! :)

 

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