18 de junio de 2007

EL DESCANSO DEL GUERRERO...

...en seria confrontación con la necesidad de subsistir. Cuando los navegantes llegaron a las islas del pacifico norte se encontraron con una civilización que concebía la existencia diaria de una forma completamente diferente a la nuestra. Se alimentaban básicamente de pescado, y eso, con una población no muy numerosa y viviendo en una isla, significaba una hora máximo de trabajo al día para conseguir toda la comida que necesitaba una familia. El resto del tiempo se podía dedicar a los placeres de la vida: charlar, bailar, hacer el amor...
Mucho se ha hablado de si nos rodeamos o no de cosas innecesarias. Puede que muchos de nuestros objetos más caros no sean totalmente necesarios, pero no por eso debemos de renunciar a ellos.
Veréis: yo no uso joyas, pero no por eso menosprecio a los hombres y mujeres que se cubren de oro y diamantes. Sí, si: tal vez no sean necesarias para su supervivencia, pero les produce placer, del mismo modo que a mi me lo produce mi ordenador y que posiblemente cueste tanto como una gargantilla de diamantes (una pequeña, me compré uno de los más baratos).

En nuestras mentes, ahora, se enfrentan descanso y trabajo con roles intercambiados. Ahora el trabajo es escaso y necesario para proporcionarnos todas esas cosas que necesitamos, por lo tanto es deseable y el descanso a veces es sinónimo de aburrimiento y apatía. ¿Cuánta gente conocemos para la que significó una sentencia de muerte el momento de su jubilación? Se sentaron en sus casa para ocupar sus días, antes llenos, de horas y horas de tediosa televisión.

Hace tiempo descubrí dos cosas sobre mí: que necesito tener llena cada hora de mi tiempo para sentirme completamente vivo y que el descanso sólo es necesario cuando ese tiempo anterior lo dedico a labores que no me satisfacen.
Conozco personas que adoran lo que hacen, ven todos los días a compañeros de trabajo con los que se llevan bien y con los que salen de copas al terminar la jornada de trabajo. Su vida familiar es agradable y su sueldo justo y suficiente. No son muchos, pero alguno hay. Y ellos no esperan las vacaciones con impaciencia. Tras una temporada de mucho esfuerzo necesitan unos días para desconectar, pero es sólo la necesaria "recarga de baterías".
Por contra tengo amigos que han sufrido amagos de infarto por un exceso de tensión.

Ojala tuviera la varita mágica de conceder deseos. Porque la solución es clara para cada unos de nosotros: trabajar en aquello que nos guste. Pero eso no siempre es fácil.

El otro día le decía a un amigo que me alegraba que estuviera consolidando sus proyectos y él me dijo: "Ah, bien. Ya casi tengo terminado el trabajo. ¿Porque es a eso a lo que te referías, no?" Y yo le dije que me alegraba de lo de su trabajo, pero que en realidad hablaba sobre su vida en pareja: vivir con una mujer a la que quería y que también le amaba, haber encontrado un hogar para ambos y plantearse formar una familia...

Y a veces hay que poner el freno, parar nuestras vidas en seco y plantearnos qué es lo que estamos haciendo y si es lo que realmente queremos. Ahí tampoco hay varitas mágicas: o seguimos con lo que estamos o tomamos otro camino.
Sea la que sea la decisión que tomemos siempre conllevará una consecuencia: QUE HABREMOS DECIDIDO...

3 Comments:

At 3:29 p. m., Blogger Waiting for Godot said...

Es así, trabajar en algo que nos gusta es la caña! ;) Pero saber que el trabajo no es lo más importante, es aún mejor!

 
At 1:49 a. m., Blogger Bowie said...

estoy contigo, por fortuna soy uno de esos que trabaja en lo que le gusta y aunque hay días mejores y peores me ocurre eso exactamente, que no espero las vacaciones con ninguna ansiedad, que apenas necesito unos días para cargar las pilas y volver al 100%

aunque difiero en algo: puedo ser perfectamente feliz sin estar ocupado en nada concreto

va el abrazo

 
At 7:19 a. m., Blogger cieloazzul said...

Pues que se Yo caña guapo, pero a mi me facina mi trabajo, lo disfruto a mares.. pero vamos que ya preciso de unas vacaciones urgentemente... de lo contrario o habrá una maestra colapsada por 30 kamikazesitos de 6 años o habrá caldo de niño con patatas y zanahorias ralladas... ufffffffffff!!!!
lo cierto es que el ser humano va perdiendo esa capacidad de disfrute por lo logrado y en ese " quiero más" se nos va hasta el respiro...
de cualquier manera caña...
te beso:)

 

Publicar un comentario

<< Home