25 de junio de 2007

Visión con perspectiva:

Dicen que los males con vino lo son menos. Sin duda la vida, con perspectiva parece menos vida. Aquellos malos momentos no son ahora tan penosos, aquel desengaño ya no hace tanto daño, ni aquella montaña es ahora tan alta. He hecho reír a amigos contándoles momentos realmente difíciles de mi vida, ahora los he convertido en "batallitas" que utilizar como recurso humorístico y que me servirán como historias para contar a mis nietos.
Parece ser que los malos tragos "a toro pasado" dan menos miedo y las exnovias ya no "nos tienen cogidos por donde mas duele".
Y sin embargo nos hicieron sufrir más de lo necesario. Miles de cicatrices se agolpan en nuestros duros corazones marcando cada uno de esos días. Sin duda: lo que no te mata te hace más fuerte, como ya he reconocido en otras ocasiones.

Pediros sinceridad es algo casi obsceno en estos tiempos. Sería como pediros desnudar vuestras almas, algo que a menudo avergüenza más que desvestir el cuerpo. Pero si aceptáis hacerlo en la soledad de vuestro recuerdo veréis como también vosotros habéis sido los causantes del dolor en alguien. Jueces y verdugos implacables y sin piedad. Tuvisteis la felicidad de otros en vuestras manos y decidisteis, al igual que un Cesar de la antigua Roma, apuntar con vuestro dedo hacia abajo. En vuestras conciencias está claro como el agua que el dolor hizo mella en aquellas personas. A menudo son gente cercana, incluso familia: cuanto más próxima con más derecho a cubrirla de "mierda" nos creemos. Le decimos a nuestras parejas insultos que nunca utilizaríamos con un desconocido... y lo peor es que los seres queridos suelen tener las defensas bajadas... y eso le dolerá más y más profundamente de lo que lo haría en ningun otro; eso sin contar que nuestro tiro será certero puesto que sabemos lo que más daño le hace.
Lo malo de la costumbre es que la creemos eterna. Pensamos que siempre habrá tiempo para rectificar y sabemos que ese amor le hará perdonarnos todo ese daño. Pero un día nuestros padres mueren, nuestros hermanos e hijos nos abandonan, nuestra pareja nos presenta un papel de separación... y entonces comprendemos que nuestro tiempo acabó hace mucho y nosotros no supimos darnos cuenta. Recordamos aquellos pinchazos que sentíamos en nuestras tripas cada vez que les infringíamos dolor y que ignorábamos hasta hacerlos enmudecer y que era la silenciosa alarma que nos avisaba de que aquella era una senda que no debíamos coger.
Ese dolor será el peso que llevaremos en nuestras espaldas el resto de nuestros días, el lastre de nuestras vidas. Tanto el que hicimos como el que soportamos. Tal vez algún día aprendamos a perdonarnos igual que perdonamos a los que nos hirieron a nosotros, o tal vez muramos envueltos en una ciénaga.

Por eso ponemos un foso entre los leones y nosotros en los zoos: porque las fieras en la distancia parecen menos peligrosas. Porque sus rugidos no asustan tanto y sus zarpazos parecen no hacer daño.

Hoy no hay moraleja…

5 Comments:

At 1:41 p. m., Blogger Waiting for Godot said...

Es imposible que no hayamos causado daño, aún sin ser totalmente conscientes de las consecuencias tan terribles que eso genera en los demás. Un abrazo!

 
At 8:04 p. m., Blogger shasha said...

Desgraciadamente el mayor daño siempre se lo hacemos a las personas que más queremos y menos se lo merecen...

Horrible sensación perder a un padre sin haberle dicho cuánto le querías, ver crecer a los hijos y que te olviden como si fueras un trasto viejo y saber que encontraste al amor de tu vida y lo dejaste escapar...

Un saludo

 
At 3:15 a. m., Blogger Soledad said...

Hay gente que nos perdona incondicionalmente... lo difícil es perdonarse uno mismo.
Por supuesto que hemos causado daño, a veces inmerecido, a veces no planeado, a veces querido y deseado... al fin y al cabo eso da lo mismo ya que creo que los daños no se miden por su causa, sino por su magnitud.
Me gustó mucho esta reflexión... cómo cuesta descubrirse a veces, ¿no?

¡Ah! Y me estaba poniendo al día con tus post anteriores, Guillermo, y me sentí muy identificada con ese que se titulaba "Cambios".

Saludos polares desde este Santiago de Chile que ha marcado los 4 grados bajo cero.
Cariños,
Soledad.

 
At 6:51 a. m., Blogger cieloazzul said...

Que no hay moraleja???
Vaya Caña que me has dado con el dedo en la cabeza...
justamente hoy... que he pecado...
Mil besos... acongojados y arrepentidos...

 
At 5:33 p. m., Blogger Bowie said...

cuanta razón, nos creemos que a los seres cercanos las cosas no les duelen, pero también es porque creemos que con ellos estamos obligados, y es cierto que lo estamos, a ser dolorosamente sinceros

y las ex que nos tienen cogidos por ahí... jeje, eso es más chungo, y cómo se agradece cuando vuelves a ver a esa que te los tenía cogidos y ya, como que no se nota nada, no

va el abrazo

 

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