14 de abril de 2009

PELÍCULAS vs DINERO


Supongo que os habréis enterado de que ya han colgado una copia de la película “Lobezno” (el que tiene unas garras retráctiles en el film de los “X-men”) en la red, unas semanas antes de su estreno.
Cuando se estrenó la última de Batman, “El caballero oscuro”, la productora presentó como todo un logro que no circulase una copia pirata de la misma en internet hasta TRES DIAS DESPUÉS. Camuflaron agentes entre el público de los primeros estrenos para que vigilasen que no se colase nadie con una cámara de video escondida con la que grabarla. En realidad todo esto se reveló como un gran éxito de marqueting. Lo importante fue que los internéfilos aplaudieron la película y lo airearon a los cuatro vientos consiguiendo que mucha más gente fuera a verla cuando se estrenó finalmente en los cines de su ciudad.
El gran temor de los estudios no es que circulen copias piratas sino que estas delaten la mala calidad de una película. Por ejemplo: la segunda película de Hulk también fue colgada en internet pocas horas después de su estreno y “la red” en pleno le pegó una buena manta de palos a la productora por haber permitido ese bodrio e intentar colársela a los amantes del cine como una obra maestra. Tras unas críticas tan aplastantemente malas la película sufrió un descalabro en taquilla.
Si tú vas al cine y pagas con un billete falso y te descubren (que suelen hacerlo, ya en casi ningún negocio faltan detectores electrónicos de moneda) pueden, desde quedarse en custodia con el dinero, hasta denunciarte a las autoridades. Pero nadie obliga a los estudios cinematográficos a devolverte “tu dinero de verdad” si lo que te proyectan es una porquería y una “película de mentira”.
La película de lobezno (he visto esa copia) no es un “screener” grabado con una cámara de video, sino una copia auténtica pero de una versión no terminada, lo que se llama “workprint”. En ella todavía no han “borrado” digitalmente los cables que sostienen a los actores cuando dan un gran salto, los efectos especiales pintados por ordenador no están terminados y aparecen, de pronto, flechitas con palabras en la pantalla recordando los retoques que se necesitan en tal o cual plano.
Hace muchos años convencí a un amigo mío para que me acompañase a ver una película de la que sólo había visto el trailer. Durante esos segundos de adelanto de lo que te ofrecían no paré de reírme, así que pensé que la película completa sería igual de divertida. Al final resultó que esos chistes eran los únicos de todo el film y que, además, separados por tantos minutos de aburrido metraje, perdían frescura y ya no resultaban graciosos.
Cuando vi wall•e por primera vez en internet fue con una copia de mala calidad con doblaje mexicano y me gustó tanto que no pude esperar para ir al cine. Y es que cuando algo es bueno de verdad no importa pagar más por verlo. Sin embargo, de lo malo, nunca se obtiene más beneficio que el que se logra robando. Como, por ejemplo, la última de Nicolás Cage (“Señales del futuro”): un bodrio catastrofista sin razón; sin principio ni fin; sin pies ni cabeza; sin interés ni valor. Con películas así la piratería en la red es un placer, pues te permite ojearla antes y comprobar como esa es una de las películas con las que ya no te robarán el dinero.

1 Comments:

At 7:36 p. m., Blogger Miguel said...

Bueno bueno, eres una autentico critico cinematográfico
En los trailes te venden la película, te crees que es buena y al final es un bodrio.
Pasa con las películas y con todo

 

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