4 de octubre de 2009

"BASADO EN HECHOS REALES" 114


España es el país de Caín. Nos supura por cada poro de nuestra piel un odio infinito a todo lo que nos rodea... incluidos nosotros mismos.
A estas alturas de la película (es un decir, hoy tampoco hablo de cine) nadie dudará que me gusta la Formula 1. Normal: no soporto el fútbol, de alguna manera tendría que llenar los domingos. Aunque tampoco soy un "tifosi" exacerbado, sólo un modesto aficionado.
Pero lo que ya es seguro es que Fernando Alonso jugará para Ferrari la próxima temporada y que los comentarios a favor y en su contra se darán a partes iguales allí donde los busquemos. Ojalá la sangre latina fuera tan coherente como la inglesa que defienden a los suyos a vida o muerte, lleven o no razón. Gran Bretaña: el país en donde los piratas son nombrados caballeros. Bueno, dejemos estas cuestiones, tampoco estoy yo como para ir haciendo enemigos por el mundo y, algún día, me gustaría volver a Londres sin miedo a ser detenido por sedición e injurias a la corona inglesa.

En lo que sí estaremos de acuerdo todos, seamos del país que seamos, es en el asquito que nos dan los políticos. Un ejemplo: se ha calculado que el fraude fiscal en España es diez veces más elevado que lo que espera obtener el gobierno con la subida de los impuestos. O sea, que si se acabara con lo que se le escamotea a Hacienda se sanearían las Arcas Públicas de sobra. Pero no se puede hacer porque, debido a que todos los días aparecen políticos metidos en líos de malversaciones de dinero, se sabe que la población es tolerante con los conciudadanos infractores. El que más delinque no puede luego pedir rectitud.
Y el colmo es cuando encima nos toman por tontos, maquillando los hechos con frases vagas y términos ambiguos. Independientemente de vuestras tendencias políticas estaréis de acuerdo en que no se puede decir que nos van a subir los impuestos en nuestro propio beneficio. Si hay crisis hay crisis, si el paro sube es que vamos peor y si aumentan la fiscalidad es que nos van a quitar más dinero. Que ahora no me intenten convencer que el blanco no es blanco sino que es negro con lunares amarillos...

El año que viene al menos me consolaré viendo las carreras de coches o eso espero.

8 Comments:

At 9:15 p. m., Blogger Maya said...

País de chancleta y pandereta. País de lamebotas.
De caciques y tontos del haba cuya que anhelan ser caciques.
El país del escaqueo.
El país de la envidia, del comadreo.
De la queja en el bar, las manifas de cuatro gatos y la pachorra en el sofá.

Emigramos??

 
At 1:41 a. m., Blogger LA CAÑA DE ESPAÑA said...

Esa es mi maldición: por mucho que deteste algunas cosas de este país mi amor por él me impide alejarme por mucho tiempo, y mira que he sido muy feliz cuando lo he hecho.
A menudo pienso si yo, de poder ¿haría lo mismo que Fernando Alonso? ¿Enclavaría mi residencia habitual en Suiza? En su caso no creo que sea por cuestiones anímicas sino monetarias... y es lo único que le echaría en cara. Quiere nuestro dinero (el que le pagan por publicidad las marcas que nosotros compramos) pero después no contribuye en los gastos del Estado.

 
At 9:46 a. m., Blogger Maya said...

Es que cuando tocan el bolsillo, el amor por el país desaparece.
Como Alonso tenemos más ejemplos pero parece que no nos importa al resto que los famosos escondan su dinero en paraísos fiscales y vivan aquí en España tan ricamente.
Por cierto, qué fue de esa reunión para refundar el capitalismo en el que hablaron de acabar con los paraísos fiscales?
En fin..

 
At 4:30 p. m., Anonymous Anónimo said...

España es una democracia.

El pueblo elige su destino.

Se supone que las cosas se hacen responsablemente.

Votar debe ser la actividad demorática más importante y mejor meditada.

El pueblo ha elegido.

Es lo que hay.

 
At 4:55 p. m., Blogger LA CAÑA DE ESPAÑA said...

(ffffffffffffffff, odio hablar de política en mi blog)
LO SIENTO pero estoy totalmente en desacuerdo. Los jóvenes confunden, en España, la democracia con los concursos televisivos. Creen que votar tiene el mismo peso específico que mandar un sms al "Gran Hermano". De hecho muchos habrán mandado cientos de mensajitos para "expulsar o salvar" a algún triunfito pero nunca, a pesar de tener la edad, habrán votado.
Me acuerdo que la última vez que traté este tema con uno de ellos: me espetó a la cara su elección porque sabía que yo estaba en desacuerdo. Creo que su elección estuvo fundada un 40% en su decisión y un 60% en el convencimiento de que así me tocaría las narices. ¡Qué pena le daría ver como ignoraba sus comentarios!
Yo no voto por convencimiento político (lógico: ninguno me convence) sino por hechos contrastados. ¿A mi familia le va bien con el actual gobierno?: le vuelvo a votar. Que le va mal: pues le toca a la oposición.
Pero eso no quita que no me deje tomar el pelo ni por este ni por ningún otro gobierno y menos cuando su actual actuación es un ejercicio constante de improvisación... y de la mala, añadiría.

 
At 7:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me da la impresión que usted está más de acuerdo de lo que parece.

Unas elecciones no son un programa televisivo estilo "Big Brother".

Las personas, cuando reclaman sus derechos individuales, se lo toman totalmente en serio.

Que se le ocurra a un médico de urgencias tomarse a broma la solicitud de asistencia de un ciudadano.

Del mismo modo, cuando se ejerce el derecho del voto, éste se debe tomar como algo muy importante.

De esos polvos vendrán lodos... o no.

Luego no nos podremos quejar.

 
At 3:58 a. m., Blogger Maya said...

"Yo no voto por convencimiento político (lógico: ninguno me convence) sino por hechos contrastados. ¿A mi familia le va bien con el actual gobierno?: le vuelvo a votar. Que le va mal: pues le toca a la oposición."

En serio???
Y dónde queda la ideología? Las ideas? dónde el convencimiento ético y/o moral de que determinado grupo político defiende no sólo tus intereses sino el del conjunto de la sociedad? Supongo que hablar de un gobierno que procure un mundo más justo, más solidario, más equitativo, etc es de un idealista e ingenuo estúpido.. pero yo no puedo entender que se pueda votar unos u otros en función de si las decisiones que toman favorezcan o perjudiquen mi status o los de mi familia, etc.
Eso no es más que otra triste consecuencia de esta sociedad capitalista: el de sálvese quien pueda y que cada palo aguante su vela, joder.

 
At 4:13 a. m., Blogger LA CAÑA DE ESPAÑA said...

¿Por qué usar mi bienestar como baremo es producto de una sociedad capitalista?
Yo no he hablado de dinero, no he dicho: "sí soy más rico entonces le voto", no he hablado de intereses privados...
Tengo que tener algún modo de saber si ese partido cumple sus promesas de mejora de la situación económica, de mejora del empleo, de mejora de la sanidad pública y de las infraestructuras del Estado; y no voy a hacer una encuesta nacional cada vez que haya algún tipo de referéndum. La mía es una familia muy normalita y, además, es numerosa, con lo cual cuenta con un amplio espectro de opiniones.
Maya: esto no es "sálveme yo y que se jodan los demás", más bien sería: si yo estoy mejorando es que el país también.
Pero eso sí: mi familia, siempre, será lo primero en mi vida.

 

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