14 de diciembre de 2009

AGUA QUE NO HAS DE BEBER... BUENA SOMBRA LE COBIJA.

Hace algún tiempo conocí a una mujer que nos medía a todos los hombres por comparación con su exmarido.

Este individuo, según ella, era el golfo más grande que había sobre la tierra, pero era un crápula guapo, esto último también según ella, yo vi una foto y me pareció de lo más normalito, muy alto, eso sí, pero con cara de chulo mustio.
Usando esta vara de medir siempre daba el mismo resultado: todos éramos bellísimas personas pero feos.
Y así iba ella por la vida, intimando con hombres poco agraciados (claro, ninguno sobrepasábamos el metro con 90 de estatura) pero que la trataban con el cariño que ella había ansiado durante años.
Sinceramente: esta misma situación me la he encontrado en miles de ocasiones. Mujeres que te colocan automáticamente junto a la sombra de su ex y según como encajes con ella así eres. Esta claro que si son “ex” es que la relación no ha funcionado, pero sí durante un tiempo, si no, no habría ni un recuerdo de ellos en sus vidas. Para estas chicas ellos eran algo así como “un Ferrari pero con el motor cascado”, bonitos por fuera pero malos por dentro. Y claro, yo sería “un Renault familiar de funcionamiento fiable y consumo ajustado pero que no pasa de los 200 por hora”, digo para continuar con esta analogía automovilística.
Pues me niego. Ni soy un Renault (en todo caso sería un SEAT o un Volkswagen golf, por eso de que se fabrican en España) ni puedo encajar dentro de la ficticia imagen de nadie por mucho que se empeñen.

Hace muchos años vi una trivial película en que una mujer, tras un accidente y un largo periodo de coma, despertaba amnésica, sin poder recordar ni a su marido ni nada de su pasado. Ella, tras un difícil comienzo, accedió a volver a la casa de ambos con él pero si consentir tener sexo. La película era hora y media de desafortunados desencuentros entre un buen hombre que quería volver con la mujer con la que se había casado y una nueva mujer que quería que la enamorasen otra vez. Al final ella le dice que su pasado ha desaparecido, que ni su mujer ni los recuerdos nunca volverán, y que si quiere estar con ella tendrá que aceptarla tal y como es en ese momento.

Creo que una de mis virtudes es que tengo poca memoria. Sé lo que quiero pero nunca comparo. Y si alguna vez he deseado cualidades de mujeres anteriores en mis parejas actuales… he tenido el buen juicio de callármelo.