A mí me caía mal Javier Bardem y eso que nunca lo he conocido. Es tan buen actor que tras dos o tres películas suyas en las que hacía de chulo llegué a creer que él era realmente así. Soy humano, cometo errores y los reconozco. Tampoco es que ahora lo considere la mejor persona del mundo, creo que a menudo perpetra la torpeza de hacer demasiados comentarios políticos, pero esa es su opción y la respeto. El caso es que por fin he comprendido que su auténtico talento es la interpretación y como actor es como debe de valorársele.
Algo parecido me pasó con Brittany Murphy. Estaba tan acostumbrado a verla como la desquiciada de “Sin City” o la de “Ni una palabra” (Don´t Say a Word) o “Inocencia interrumpida” (Girl, Interrupted) que la supuse así realmente, hasta que la vi en “Amor y otros desastres” en la que hacía de chica alocada, sí, pero de una manera tierna y hasta divertida. No creo que sea por esta película por la que sea recordada principalmente entre sus admiradores, pero para mí supuso el momento en que empecé a mirarla con otros ojos.
Ha fallecido gente verdaderamente importante este año. Incluso algunos a los que no hice mención en su momento aunque se lo merecían sobradamente, como Francisco Ayala, por ejemplo. Pero es que me da pena esta chica, sólo tenía 32 años.

Descanse en paz.