El otro día, a cuentas del “cambio climático”, me preguntó alguien:

- “Sí, pero ¿cuándo se va a producir ese ascenso de las aguas que inunde las zonas costeras?”
- “¿Cuándo?" –contesté- "pues: ahora mismo”.

Cuando yo era pequeño eso de la “reconstrucción de la línea de playa” no se conocía. Los ayuntamientos no tenían que invertir un año sí y otro también ingentes fortunas en reponer la arena de nuestras castigadas costas. Ahora viene a ser una partida común del presupuesto.
Los paseos marítimos se elevan cada vez más metros para contener la previsible subida del agua a modo de presas hidrológicas.
Cuando nos dicen que el mar va a ascender cinco centímetros en el próximo año (por ejemplo) mucha gente cree que significa que lentamente subirá el agua, que casi día a día podrás poner una regla y ver que llega unos milímetros más arriba. Nada más falso, la naturaleza no sigue reglas y menos las de los hombres.
Toda la costa de Motril (un pueblo de Granada) se ha inundado de forma salvaje y persistente este invierno dejando sin casas a decenas de familias.
Durante ese mismo mes, en Río de Janeiro, estuvo lloviendo ininterrumpidamente durante mucho más de 24 horas, con tal fuerza destructiva que las autoridades recomendaron a los ciudadanos NO SALIR A LA CALLE. Nada de aplazar viajes o mantenerse alerta, no: “no salgas… si quieres vivir”, así de sencillo.