4 de julio de 2010

Los obsequios con filo “cortan” la amistad

Mi padre hizo amistad con el capitán del navío que le traía de vuelta de Nueva York a Europa. El marino quiso tener una atención con él y por eso le regaló una preciosa navaja nacarada con el dibujo de un barco en los laterales. El presente no estaba envuelto sino que lo tenía a la vista. Se lo dio a mi padre y extendió la palma vacía de la otra mano diciendo:

-Cinco centavos.

Mi padre se los pagó agradecido. Con este gesto había querido decir que lo apreciaba de verdad y que como, según una vieja superstición, si se le regala algo cortante a un amigo se “corta la amistad”, aquello no era un regalo, sino una venta por un precio simbólico.