28 de octubre de 2010

Los grupos cerrados promueven el putiferio

Hace como... no sé... ¿20 y tantos años? que hice uno de los mayores descubrimientos de mi vida: la verdad siempre es la mejor respuesta, incluso cuando quieres guardar el secreto.
Por aquel entonces salía con un grupo muy cerrado de gente. Por cierto: los grupos cerrados promueven la promiscuidad; esto no tiene nada que ver, pero me ha parecido interesante manifestároslo. Como iba diciendo: salía con un grupo muy cerrado; eran en su mayoría antiguos compañeros de instituto y recientes compañeras (mi colegio era únicamente de chicos) de fe (esto último paso de aclararlo... os dejo creer lo que queráis). Los grupos cerrados también favorecen el cotilleo. Promiscuidad y cotilleo... yo abandoné ese grupo pronto pero siempre me pregunté de que hablaban, cada vez que salían en manada, con una nueva pareja ¿Se contaban todo lo que habían hecho y dicho con su anteriores parejas... presentes allí mismo? En fin, me estoy yendo del tema. Total, que cuando hablaba con alguien podía tener la seguridad de que había no menos de tres pares de orejas prestando disimulada atención a mis palabras, supongo que los grupos cerrados promueven también el aburrimiento...
Una tarde-noche, mientras andábamos por la calle buscando algún local en el que cupiéramos toda esa gente (alrededor de 20), estaba intentando conseguir una respuesta positiva de una de las chicas que se habían unido hacía poco a nosotros. Y no, no estoy mintiendo, he dicho que era un grupo cerrado no “estúpido”: necesitábamos sangre nueva para sustentar aquello. Yo estaba embarcado en aquella incomoda aventura en cuerpo y alma y lo que menos necesitaba era que algún otro metiera sus narices, en aquel preciso instante, en la conversación. Así que cuando Quini se acercó con cara de aburrimiento y preguntó que de qué estábamos hablando le dije con tono burlesco:

-"Pues me estaba declarando en el preciso instante que tú me has cortado".

A lo que él bromeó con irse a otro sitio en el que no resultase inoportuno y aceleró el paso. Creo que nunca llegó a saber que, aunque yo le había dejado claro que aquella era una conversación privada, el tema realmente era ese.

Por cierto aquella chica y yo salimos... para mi desgracia...