10 de enero de 2011

Los hombres y las mujeres NO SEXUAMOS igual


El otro día le comentaba a una chica que era muy fácil para mí intuir lo que ella esperaba de una cita romántica. Que podía describirle lo que el 90% de las mujeres creían que podía ser el súmmum del romanticismo.
-Ah ¿sí? –me retó ella- Pues cuéntamelo.
-¿Estás segura? –le respondí. He aprendido que a menudo hay una gran distancia entre lo que se pregunta y entre lo que se quiere oír. A veces no deseas que la gente te diga lo que piensan de ti o que descubras lo que saben de tus intimidades y preguntas sin pensar que la respuesta tal vez te muestre algo que hubieras preferido no conocer.
-Oh sí –se reafirmó ella. En ese momento supe que yo iba a cometer el error de responderle igual que ella había cometido el de preguntar.
-Bueno –concluí- Tú acabas de llegar de trabajar. Te duelen los pies, la espalda te está matando y te has peleado con tu jefe.
-¡Menudo día! –me corta ella.
La ignoro y continúo la descripción:
-Cuando llegas al salón ves que él ha preparado unos canapés, algo de embutidos, una botella de tu vino favorito está abierta... Él se acerca, te lleva al sofá, deja que te tumbes y mientras comes algo y le cuentas tu día él te masajea los pies. Finalmente te quedas dormida plácidamente... Te despiertas a media noche, él ya no está contigo, la casa está en silencio...
-¿Dónde está? –me pregunta la chica muy intrigada.
-Te levantas y notas un olor dulce que proviene del baño, al acercarte ves que hay una tenue luz que salé de allí –continúo yo-. Entras y lo ves desnudo agachado en el borde de la bañera removiendo con la mano el agua tibia para mezclarla con unas sales aromáticas. Él se levanta y te coge de la mano para guiarte a su lado. Tú dejas caer tu vestido con la mano libre y le sigues. Él entra primero, tú te recuestas sobre su cuerpo. Deja caer agua templada sobre tus hombros y esta resbala por tus pechos. Tú giras la cabeza y le besas. Él te acaricia los muslos bajo el agua templada. Poco después hacéis el amor. Al final de la noche, en la cama, él te abraza, tú recuestas tu cabeza sobre su pecho y él, que no había dicho nada hasta entonces, sólo pronuncia una frase: “Tranquila, yo estoy a tu lado”. Con ese sonido te quedas dormida.
A estas alturas mi amiga estaba más caliente que el pico de una plancha y no sabía si pedirme en matrimonio o tirarse encima de mí sin más preámbulos.
Tras un rato con la mirada vidriosa me dice excusándose:
-Bueno, pero es lo que desea cualquier persona.
-No –le replico yo- ¿Quieres saber la cita perfecta de un hombre? –Ante su silencio confundido continúo- Él llega de trabajar por la tarde y se encuentra la cena caliente sobre la mesa. Después se tumba sobre el sofá y se pone a ver los deportes hasta que se queda dormido de puro agotamiento. Se despierta a media noche, apaga la tele y se va para la cama. Al acostarse tú te despiertas y te muestras receptiva. Hacéis “uno” rapidito y él se da la vuelta después y se queda dormido. En toda la noche ni un sólo reproche habrá salido de tu boca.
Mi amiga me mira con asombro y concluye:
-Bueno: una noche a tu modo y otra al mío.

1 Comments:

At 9:31 p. m., Anonymous Anónimo said...

N. del A.: Sé que, en todo caso, debería poner "sexualizamos"... ha sido una pequeña "licencia poética" bien fundamentada. Gracias.

 

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