No sé si conocéis el chiste, así que os lo voy a contar:

“Un inglés, que vivía en España, y un español coincidían siempre en el mismo semáforo y el foráneo siempre llegaba unos segundos antes, con lo que se colocaba primero. Un día el inglés se puso a hablar por el móvil sin percatarse que el semáforo cambiaba a verde y, por tanto, sin mover su vehículo. El español salió de su coche muy enfadado y golpeó con la muñeca la ventanilla del otro llamando su atención, a lo que el inglés respondió bajándola muy despacito y diciéndole:

-Practica el don de la paciencia, Shakespeare.

Y antes de que el español pudiera responderle salió raudo con su coche y se fue. El español se subió a su coche echando pestes y se marchó con el firme propósito de darle una lección.
Al día siguiente fue el español el que llegó antes al semáforo. Sacó un enorme bocadillo de chorizo, se aflojó la corbata, puso la radio y se dispuso a comérselo con total calma y parsimonia. El semáforo cambió varias veces de color hasta que el inglés ya no aguantó más y se bajo del coche dispuesto a armarla. Golpeó la ventanilla del español y este la bajó tranquilamente y le dijo:

-Toma por culo, Camilo José Cela.

Y se marchó."


Pues bien. Un grupo de ricachones se estaban dedicando a hacer carreras en una autopista abierta al trafico en Japón y EXCEDIENDO EL LÍMITE DE VELOCIDAD provocaron el que podría ser uno de los accidentes más caros de la historia, 14 coches de lujo, incluyendo Ferraris, Lamborghinis y Mercedes-Benz se estrellaron cuando uno de los Ferraris patinó y se topó con la mediana de la carretera.
En total son ocho los Ferraris involucrados, más tres Mercedes-Benz, Lamborghinis y otros dos vehículos. Algunos medios de comunicación estiman que el valor asciende a 300 millones de yenes (2.871.382 euros).
Los testigos dijeron que circulaban muy por encima del límite de velocidad permitido: "El grupo de coches iba a 140-160 kilómetros por hora y repentinamente hicieron un trompo y vinieron uno detrás de otro", aseguró un hombre que presenció el accidente.

Pues eso que decía Cela…