10 de abril de 2012

"CÁDIZ ES LA HABANA CON MÁS SALERO"

(Habaneras de Cádiz, Carlos Cano)

Esta Semana Santa, por fin, me he ido a Cádiz ¡Qué ya tenía yo ganas de conocerla!
El viaje de ida fue toda una odisea. Para ir desde Granada primero hay que subir hasta Sevilla en diagonal unos 300 kilómetros para después bajar hasta la costa Atlántica otros 100. ¿Vosotros lo entendéis?... Pues yo tampoco. A la altura de Dos Hermanas se me rompió el cable que eleva la ventanilla del copiloto quedando esta atrancada abajo y, siguiendo fielmente las Leyes de Murphy, precisamente en ese momento se puso a llover como hacía un año que no caía. El coche se empezó a empapar por dentro, paré en una gasolinera, me dieron una bolsa grande de basura y gasté todo el rollo de esparadrapo que tenía para sujetarla contra la puerta. El resto del viaje lo hice a 80 por hora con todos los coches de la autovía pitándome.
Tras un periplo de dos horas para poco más de 100 kilómetros divisé, a través de la fuerte lluvia, unas enormes grúas portuarias (esas con forma como de “H” y que van sobre railes) y el Puente de Carranza apareció ante mí. Atardecía tras él con ese brillo amarillo que le imprimía la densa tormenta. Pocas veces me he alegrado tanto de llegar a algún sitio, pero la luz no hizo más que incrementar mi gozo.
Llegamos tarde así que hubo que dejar la visita turística para el día siguiente.
Y la hubo: Plaza España, Muralla de San Carlos, playa de la Caleta, barrio de la Viña (bar “el Rincón de la Morena”, bar “el Mantecas”, etc.), Paseo Fernando Quiñones, zona centro de la ciudad, Campo del sur, Catedral y descalzarse para tumbarse en la playita para descansar del paseo.


Al día siguiente el Puerto de Santa María (unas cervezas con algas rebozadas y pescaito frito) y San Fernando.



Y Jerez de la Frontera (muy por encima) el día de la vuelta.

Cádiz es preciosa y visité todos esos lugares que ya había visto en la película “Muere otro día” simulando La Habana. Pero, sin lugar a dudas, lo mejor de Cádiz es su gente: amable, simpática y genial. Yo que venía de Graná (la tierra de la “Malafollá”) intentaba suavizar al máximo mis maneras, pero es que al lado de sus sonrisas mis formas parecían malos modos.
Si algún día me muero (¡dios no lo quiera!) y resucito, quiero hacerlo en Cádiz... ¡Ah! Pero gaditano rico: que lo de ser andaluz sí que lo tengo muy asumido.

4 Comments:

At 9:11 p. m., Anonymous Fran said...

Qué envidia!!!

Hace años que tengo ganas de darme una vuelta por ese rincón. Y ya me gustaría coincidir allí contigo.

Por cierto, ese video me da algunas pistas interesantes por más que tú te hagas el misterioso...

 
At 6:36 p. m., Blogger Miguel said...

Lo que has visto refleja el cariño de todo un pueblo, y si no fuera por el paro esto sería la gloria... Preciosa la luz cuando se ve desde el Puente Carranza o desde la Caleta y muchas gracias por visitar esta meridional provincia.
Un fuerte abrazo

 
At 11:23 a. m., Blogger LA CAÑA DE ESPAÑA said...

Gracias a ti y a todos los gaditanos por ser tan geniales.
Un saludo.

 
At 5:11 p. m., Blogger Carmen said...

Cuando visité Cadiz, hace tres años, también entré por el Puente Carranza y fue emocionante, en la radio pusieron "El breve espacio en que no estás" versión de Mercé y...no hay palabras. Es una tierra increíble, me gusta su gente, el olor a puchero de sus calles y hasta como silban la palabra leche.

 

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