Para un observador extranjero (no perteneciente a la Unión Europea) tal vez el viejo continente sea un remanso de paz y amistad. Numerosos actos se realizan en torno a la unificación de Alemania o celebrando el fin de las dos grandes guerras; en ninguna de las cuales, por cierto, participó España (ni unificaciones ni guerras).

 Nada más falso.

 Hasta hace poco Alemania ha estado pagando la deuda por haber sido la provocadora de esos estallidos bélicos; y esto es una espina que tienen clavada en lo mas profundo de su germano corazón. Y Europa les perdonó el 98% de la misma; y esto es algo que los Griegos tienen clavado en el suyo. Los franceses no olvidan como España echó a las tropas de Napoleón de nuestro territorio, ni nosotros que los ingleses nos apuñalen por la espalda, cada vez que pueden, en los tratados internacionales, y los ingleses… bueno: los ingleses nunca se han sentido europeos.

 Y del resto… imagínense lo que quieran que seguro que aciertan en su mayoría. Dice un viejo refrán español: “Mantén a tus amigos cerca pero a tus enemigos aún más cerca”. Pues en Europa eso es ley de vida: por eso nos agrupamos todos muy pegaditos bajo el paraguas del euro (menos los ingleses: ¡claro!).