La caña de España

30 de marzo de 2008

"BASADO EN HECHOS REALES" 73

Pues eso: que ya no me quereis... snifff, snifff. Y eso me desconsuela el alma. Nada, de esta sí que no pasa. Ahora mismo voy a cortarme las venas con el cepillo de dientes. ¡Ala!

20 de marzo de 2008

EL PECHO DE PATRICIA MANTEROLA

En uno de mis buceos por la red me topé con la página oficial de Patricia Manterola. La verdad es que no sé mucho de esta cantante y actriz mejicana, a parte de que es preciosa y de que le debe de ir realmente bien en la vida. En España su éxito ha sido discreto, hace unos años pegó el "pelotazo" con Que el ritmo no pare, pero desde entonces a corrido mucho tiempo sin que se tengan nuevas suyas dignas de reseñar. Al encontrarme con su página di una rápida vuelta por ella, la verdad es que no me atrae demasiado ni su vida ni su carrera musical. Llegué hasta los videos y pulsé sobre el que antes había nombrado, puesto que lo recordaba divertido y vibrante, y cual fue mi sorpresa cuando reparé en el fotograma con el que os encabezo este post.
No se ve más, apenas se empieza a intuir el pezón izquierdo y está claro que a lo largo del rodaje varias veces tuvo que salírsele un pecho, porque hay cortes en las tomas cuando los escotes se mueven descontroladamente de un lado para otro.
Entonces: ¿En que quedamos? ¿Quieren que se le vea el pecho o no?
Estos vídeos pasan por un estricto control de montaje. Se revisa cada toma, cada escena, cada pose y cada movimiento una y otra vez. Todos los que han participado en la postproducción del vídeoclip, desde el montador hasta la propia cantante, son concientes de lo que se aprecia en este fotograma... de eso podéis estar seguros. Luego podemos concluir que nos han enseñado exactamente lo que habéis visto: NADA.

Y eso es algo que creo que nos ha intrigado a los hombres desde hace muchísimo tiempo: ¿Porque una chica se pone un escote de vértigo y después se mosquea si llevamos nuestra mirada hacia él?

Os contaré algo. Me dirigía a la estación de metro del centro de Oxford Street en pleno junio cuando me cruce con una guapa chica alta, voluptuosa y rubia de fisonomía de la Europa del este que llevaba un traje de chaqueta gris y bajo cuya americana sin abotonar se le veía perfectamente la piel: no llevaba ni sujetador ni nada. Supongo que a varios viandantes se les pondría la misma cara de asombro que a mí cuando me crucé con ella (y eso que Londres es una ciudad promiscua y sexualmente liberada como pocas). Sería por eso de las miradas por lo que la expresión de ella era de profunda contrariedad, como si estuviera chupando limones. Pero entonces, si le molestaba la expectación, ¿por qué se había colocado aquella vestimenta tan llamativa? ¿A qué venía esa expresión ceñuda? ¿Le molestaba que la observásemos o no? Pues sencillamente, las miradas que le molestaban eran las de la gente como yo, pero le encantaban las de alguien con un Jaguar, un traje de 1000 libras y un apartamento al ladito del Tamesis. Porque, seamos sinceros, la chica que se vende por su escote no busca un hombre agradable sino uno rico... uno extremadamente rico.

Volviendo a los pechos famosos: está claro que cuando se ruedan escenas de baile con apenas la tela de un pañuelo cubriéndote el torso tarde o temprano asomará algo de lo que hay debajo. El que un cuerpo bonito y claramente insinuante se contonee ante nuestra mirada esta encaminado a provocar nuestra excitación y nuestro interés hacia ese video y por ende hacía el tema musical que lo patrocina. Simple marketing.
Se nos insinuará todo, pero no se nos mostrará nada… eso perjudicaría la imagen pública de la cantante.

Hay muchos otros mitos rodeando esto del tema sexual. Por ejemplo: es mentira que a los hombres nos obsesione el tamaño, en cambio sí que les preocupa a la mayoría de las mujeres (aunque pocas lo confiesen) o que las mujeres, cuando hablan entre ellas solas de hombres, son peores que el más brusco andamio de albañiles comentando las bondades de alguna “chavala” que acabe de pasar.
La vida esta plagada de mitos… y el sexo forma parte de la vida.

18 de marzo de 2008

Fotograma real de la película "Ghost in the shell"

Prueba de observación:

¿Adivinan que marca de cerveza intuyen los dibujantes que beberán los japoneses en un futuro próximo?.

16 de marzo de 2008

CAMBIOS Y RECUERDOS.

Entristecido compruebo que casi todos mis links deberían estar en la sección de “stand by”. Viejos amigos y amigas cuyas vidas les alejan de este mundo virtual de los blogs. Es normal, a fin de cuentas todo deber tener un principio y un final para "ser": lo eterno no existe y por tanto "no es" (ah no, paso de discusiones filosóficas y religiosas. Si vosotros creéis que lo eterno es posible: PUES FANTÁSTICO).
Estaba repasando un poco mis direcciones electrónicas: viendo las que sus propios creadores confirman como "detenidas de momento" y las que dicen continuar aunque tampoco tengan mucha costumbre de actualizar. Estaba con ello cuando reparé en mi cubo de fotos, ese que no para de rotar mostrándoos momentos de mi vida, y también quise refrescar un poco esa zona de mi página. He intentado que sea un poco más internacional y dinámica. Ya no son sólo fotos estáticas de España e Inglaterra. Hay algo de EEUU y actuaciones mías de cuando trabajaba con la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Granada, a fin de cuenta fueron 18 años de mi vida dedicados a ayudar a mis convecinos sin exigir nada a cambio.
Podría haber puesto dentro del cubo perfectamente la foto que encabeza este post, pero hubiera sido necesario una explicación, por eso no lo hice.
Yo soy, evidentemente, el "tío" de rojo. Era de cuando trabajaba como socorrista en un parque acuático de la costa Andaluza. Había una serie de fotógrafos profesionales por el parque que hacían fotos a los visitantes para ofrecérselas al final del día a un precio razonablemente alto. El primer año me dejé hacer varias y las compré todas (unas seis u ocho) a la chica francesa que llevaba el negocio. El segundo año les cedieron la concesión a unos chicos Argentinos con los que tuve una discusión porque querían cobrarme unas fotos de mi sobrina (a la que yo había invitado al parque) al precio que se le hacía a los foráneos en vez del que teníamos los empleados. A partir de ahí me negué a colaborar con ellos y no les permití hacerme ninguna foto más durante los dos veranos restantes.
El último estío que trabajé allí estaba en la "piscina de niños" aleccionando a unos muchachillos de lo que podían y no podían hacer (ya sabéis, algo así como: "no os tiréis de cabeza por los toboganes... que tenéis tendencia a abriros los cráneos y ponerlo todo perdido de sangre"... sí, soy un tipo horrible con un humor muy negro), cuando me sacaron esta instantánea sin que me enterase. Más tarde un compañero me lo dijo: "Oye, hay una foto de ti dándoles ordenes a unos niños, la tienen expuesta en la entrada". Ciertamente me pico la curiosidad e incluso me interesé por ella con el propósito de comprarla, pero cuando fui a verla me dijeron que los jefes se la habían llevado.
Los dueños del parque son una corporación catalana (creo), pero estos alquilan la concesión durante varios años a empresarios de la zona interesados en la misma... y desde hacía unos cuantos estos empresarios eran Javier y Vicente. Delante de ellos yo siempre me definía como "su socorrista preferido", puesto que tenía el record de 23 rescates satisfactorios. Todos los años finalizaban emplazándome para el siguiente y había un buen trato entre nosotros.
Al término de la jornada Javier (el más distendido de los dos) me llamó a su despacho. El hecho de que les cayera en gracia no excluía que me pudiera caer una bronca en cualquier momento si mi trabajo no era satisfactorio y ya que ellos no solían llamar a su despacho a nadie, si en esta ocasión era por un enfado podía prepararme para una riña muy severa. Cuando llamé a la puerta él se levantó sonriendo y me dijo: "Anda toma" y me dio esta foto. No sé si es que sabía que yo no quería pagárselas a los fotógrafos o que simplemente les hizo gracia tenerla y después decidieron que me la quedase yo. Sea como sea es un momento simpático de aquella época.
Lo crean o no, el trabajo de socorrista acuático es muy duro (más por tensión y responsabilidad que por esfuerzo) y está muy mal pagado, pero hubo momento mágicos a lo largo de aquellos tres veranos... y el sabor final que me queda en el paladar es de agrado.
Un saludo a todos.