Esto de autoimponerme no volver a hablar de política en este blog (al menos durante un tiempo) me está costando horrores. Esa es otra de las razones por la cual eludía este tema, hablar de los desmanes de los gobernantes es como que te pique y te rasques: todo es empezar.
Por otro lado, gracias a dios, he tenido unos días ocupadillos. No hay nada interesante ni en la tele ni en cine, pero tenía que montar un video de un evento familiar, así que tenía con lo que entretenerme.
Por cierto, hablando del cine: ¿Os pasa también a vosotros que hay películas que os cabrean? Pero no porque sean malas, o porque la historia esté muy trillada o contada de forma parcial... Os pondré un ejemplo. Siempre que veo la película “¿Qué pasó anoche? (About last night)” termino de mala leche y frustrado. El prota acaba de hacer el amor con Demi moore, cuando todavía parecía simpática y bella, y yo acabo de pasar dos solitarias horas en compañía de mi televisor.

¡Qué mal repartido está el mundo!

He visto el corto de animación: “La dama y la muerte” (para verlo pincha aquí). Sinceramente lo que mas me ha divertido ha sido la escena que aparece tras los títulos de crédito (sí, empiezan los títulos, tú dejas de prestar atención o incluso cierras la ventana del ordenador y más tarde te enteras que seguía la historia). Pero, todo el proyecto me parece sorprendente y muy atractivo. Además, se necesita mucho talento para decir tanto sólo con imágenes sin recurrir ni a una palabra de diálogo.
Hace unos años estuve en tratos con gente que hacían trabajos de realidad virtual. Una promotora inmobiliaria para la que trabajaba quería mostrar a sus clientes un video de cómo iban a ser sus casas. Al final el tema no cuajó, era muy alto el precio por minuto de video y los dueños buscaron otras formas de publicitarse.
No sé si tienen relación con los actuales responsables de Kandor Moon puesto que son de aquí, de Granada. Pero, sea como sea, les deseo mucha suerte en sus proyectos actuales y futuros. Y no por chovinismo, sino porque el talento siempre es algo digno de admirar y apoyar.

Os voy a contar una historia que a mí me contaron como verídica pero que, sin embargo, por mucho que la he buscado no he conseguido encontrarla, así que, temiendo que se perdiera entre los olvidos de la memoria, me he decidido a transmitírosla.
Antes, para los insidiosos de internet, esos que bucean en la red buscando buenos y malos con los que saciar su insaciable sed de insultos y menosprecios para el prójimo, aclararé que este es un simple relato histórico: no ensalza (ni menosprecia) a su protagonista.

A finales del siglo XIX los transportes distaban mucho de lo que conocemos hoy en día. El simple trayecto desde una ciudad hasta la localización, convenientemente alejada, de una prisión, con aquellos caminos de tierra y barro y en aquellos carros tirados por animales, se podía convertir en un infernal viaje de horas o incluso días. Es por esto que el director de cualquier presidio debía vivir junto al mismo, en alguna casita dispuesta a tal efecto, para que pudiese acceder a su trabajo a diario.
La costumbre hace el descuido y, a veces, la familia de este se paseaba imprudentemente entre aquellos criminales.
Eran otros tiempos, como dije al principio. No se estilaban los apodos amenazantes entre los condenados, si acaso algún mote de pueblo: “el Rubio”, “el Tiznao” o similares. Que hubiese uno al que todos conocían como “Tiburón” era señal inequívoca de que aquel era una bestia sin moral ni escrúpulos al que nada importaba la vida ajena, ni la propia, si se terciaba.
Un día el hijo del director de la prisión en la que se encontraba preso Tiburón, cuando paseaba por la misma, se cruzó con él. El criminal se acercó al pequeño y le dijo:

-Dame un beso.

A lo que el niño respondió inocentemente plantando dicha caricia en su mejilla y siguió paseando.
Cuentan que poco después hubo un motín en dicha prisión. Enseguida tomaron al director como rehén y estaba claro que su siguiente paso iba a ser matarlo. Pero entonces, sorpresivamente, Tiburón, que apenas se había dirigido hasta entonces al resto de los presos dijo:

-Al director ni tocarlo.
Aquello no sonó a sugerencia sino a orden y más les valía seguirla si querían sobrevivir alguno de aquellos amotinados.

Algún tiempo después de sofocada la revuelta, este señor fue a ver al preso para agradecerle dicho gesto, consciente de que le debía la vida. A lo que Tiburón respondió:

-No, si que a usted lo matasen o no me daba igual. Pero su hijo es la única persona que me ha besado en mi vida, y por lo tanto no podía permitir que se quedase huérfano.

Aquel niño se llamaba Millán Astray, y ya de adulto fue el creador de la Legión Española.

(Escrito en Granada

a 11 de febrero del 2010

por Guillermo Burgos

fiel al relato del que le

hizo participe su padre

Don Felipe Burgos)

Yo creía que España estaba dirigida por un gobierno de tontos, por un conjunto de estúpidos airgamboys de pacotilla, sin experiencia ni estudios en el difícil arte de llevar un país, por una trouppe de payasos y “payasas” (nótese el respeto lingüístico) que estaban hundiendo esta piel de toro en el abismo de la ruina económica más total y absoluta.
PERO NO. Todo esto que ha pasado estas últimas dos semanas era un astuto plan. Esa incompetencia de nuestro presidente del gobierno que le ha impedido aprender el inglés más básico, ese gobierno capaz de decir y desdecirse en unas pocas horas ante los estamentos europeos, esos sindicatos que se han mantenido cinco años callados como putas mientras el paro aumentaba y los ciudadanos perdíamos nuestros empleos por millones (lógico, los enlaces sindicales no pueden ser despedidos), estos jueces anclados en el inmovilismo sectario, estas inmobiliarias que proclamaban a los cuatro vientos que preferían perder los bloques de pisos ante los bancos antes que rebajar los precios más de un 15% mientras que en EE.UU. bajaban su valor tanto que prácticamente te regalaban una casa al comprar una bolsa de magdalenas, esos bancos que se niegan a valorar sus activos al precio real de mercado, ese Tesoro Público que se ha visto obligado a emitir cada vez más Deuda y a un interés más alto para pagar los intereses de la Deuda anterior en un oscuro torbellino de difícil salida y ese político inútil (léase Joaquín Almunia) que su partido lo mando a Europa para tenerlo lo más lejos posible y que ha abierto la boca (con lo bonico que estaba callado) para comparar la situación española con la bancarrota del estado Heleno y conseguir que el Banco de Santander (considerado unos de los diez bancos más importantes del mundo y a la cabeza de los beneficios actualmente) haya perdido casi un 20% de su valor en sólo dos días y con él toda la Bolsa española…
… todo esto, decía, ha sido un astuto plan para que no habláramos de cómo se están cargando la libertad cultural y de expresión en internet.
Y LO HAN CONSEGUIDO, VAYA SI LO HAN CONSEGUIDO.

Decía una amable lectora que no me auto-censurase. No es eso, pero para decirlo más gráficamente lo explicaré con un chiste:

Le dice un juez al acusado:
-¿Es verdad que usted dijo injurias contra el rey, la reina, los príncipes, las infantas y la institución monárquica, así como contra la judicatura, incluyendo jueces, fiscales y letrados, su comunidad autónoma y las adyacentes, la iglesia católica, todos sus santos y santas y otras religiones, y así mismo contra diversos organismos estatales e internacionales cuando su compañero le derramó el plomo derretido por la espalda?
-No señor juez –le dice con mirada inocente el acusado- yo sólo le dije: Pepe, ten más cuidado, que molesta un poco cuando te echan plomo derretido por la espalda.

Pues eso: que me molesta un poco cuando pierdo el empleo, mis ahorros y mi futuro en dos días… pero ya se me pasará, en cuanto termine de cortarme las venas…