Yo tuve que hacer el “servicio militar obligatorio” (mili): todavía existía cuando se me acabaron las prorrogas por estudio. A poco de llegar me ascendieron a Cabo, no fue por ninguna razón de peso, simplemente mi aspecto era el de alguien serio; y me pusieron como ayudante del cartero, que era un puesto muy bueno ya que estabas toda la mañana fuera del cuartel recogiendo y entregando correo, con nuestro destartalado coche, y haciendo recados para los mandos; o tomándote unas cañas de cerveza y visitando a la familia o novia si se terciaba…
Cuando el cartero estaba de permiso yo ocupaba su puesto e incluso me asignaban a un compañero de conductor para que llevara el vehículo y me esperara dentro cuando yo iba a los diferentes lugares asignados.
Cierto día, de ronda con mi chofer, le dije que aparcara sobre la acera enfrente del edificio de Correos, puesto que tenía que recoger unos papeles en su sótano.
Mi sorpresa vino a la salida, el renault 4L verde había desaparecido y en su lugar estaba un coche de la policía. Este hecho en sí, el del nuevo coche, no me sorprendía, la policía acostumbra a aparcar en donde le da la gana, pero lo de mi vehículo sí era preocupante puesto que ya se había dado el caso de que algún soldadito asignado como chofer se había ido de parranda con el auto dejando al mando de turno tirado y sin transporte.
Allí mismo tomé la decisión de meterle dos días de calabozo al mío como no se presentara, y pronto, con una buena excusa.
Al poco apareció por la calle y volvió a parar en donde le dejé la primera vez. Enseguida me fui muy enfadado hacia él.

-¡¿Pero es que eres idiota?! ¿Por qué coño te has largado con el coche?

Perdonad los tacos, pero es que en el ejército los dice todo el mundo. Va con el uniforme. Es vestirte de camuflaje y empezar a decir insultos.
El soldadito me contestó muy asustado:

-Es que esos policías me dijeron que no podía estar aquí, así que he dado la vuelta a la manzana para volver a recogerte.
-¿Esos de ahí? –le pregunté señalando al coche aparcado a unos metros delante del nuestro.
-Sí –me dijo él.
-Espérame aquí un momento –le ordené.

Me acerque muy serio al auto de la poli. Uno de ellos estaba fuera (iría a pie) charlando con los de dentro.

-¿Vosotros le dijisteis a mi conductor que no podía estacionar aquí?
-Sí –me contestó el que estaba fuera- Aquí está prohibido aparcar.
-Esta prohibido para que aparquéis vosotros, ¿No? ¿Es que no habéis visto que es un coche oficial? Aquí llevo papeles muy importantes –dije mostrando una carpeta en donde recogía el correo- y no puedo estar esperando en la calle a que llegue mi vehículo. ¡Que sea la última vez en vuestra PUTA vida que movéis un coche del ejército!

Y dicho esto me fui…
¡Uffff! ¡Qué ancho me quedé al poder, por una vez, enfrentarme a la policía de igual a igual!: con uniforme oficial y mis galones de Cabo. Bueno… iguales no: que a chulo no me gana nadie.

Jejejeje. Un saludo.

Alucinado me hallo. Espero que os guste tanto como a mí, por eso os lo enseño.

Cuentan que el Emperador Carlos V (de Alemania y 1º de España) sentía una gran afición por los relojes. En el Monasterio de Yuste, al que se retiró tras abdicar en 1556, tenía una colección que era impresionante. Una vez mientras los observaba dijo:

- Ha sido posible unir bajo mi dominio a diez pueblos con distintas lenguas y culturas, y a estos relojes que les doy cuerda todos los días, no puedo hacerles tocar a todos a la misma hora.

(La siguiente anécdota la encuentro muy dudosa pero aún así la pongo porque me pareció simpática)

Cuentan que en 1.987, el presidente de la extinta U.R.S.S., Gorbachov, se permitió la licencia de declarar en la televisión pública:

-Si cualquier ciudadano americano es libre para presentarse ante Reegan e insultarle nosotros no seremos menos. A partir de ahora cualquier ciudadano ruso es libre de presentarse ante mí e insultar a Reegan.

Cuentan que Napoleón I, ya tras su abdicación y en el exilio, declaró:

-Esta maldita Guerra (de independencia) de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses... esta maldita guerra me ha perdido.

Granada es un nido de terroristas islámicos.

Bueno... bueno... bueno... Tal vez he comenzado demasiado fuerte. Volvamos a intentarlo…

Siempre que la policía desarticula una red de integristas islámicos en España suelen detener a tres o cuatro de ellos en Barcelona, otros tantos en Madrid y media docena en Granada.

Sabéis que odio este tipo de violencia por encima de cualquier otra. Los hombres que agreden a las mujeres, los pederastas, los dictadores y los terroristas son cobardes que atacan al que no puede defenderse.
El integrismo, en cualquier religión, es la excusa fácil de la gente sin ideas. El integrismo ha sido el caldo de cultivo en el que se han cocinado atrocidades tales como la Inquisición, el Holocausto o los atentados de Madrid, Londres y Nueva York. Tengo un buen número de amigas musulmanas y espero que “alá” las tenga en su gloria, pero es que eso es una religión… y el fundamentalismo islámico no tiene nada que ver con esto.
Sea por esta razón (que lo será) o por cualquier otra que queráis imaginaros, los dueños de los comercios árabes fueron especialmente estúpidos conmigo cuando me paseé por la calle Elvira cámara de video en mano. El simple caminar por la calle fue recibido con una oleada de miradas de odio, rápidos movimientos para ocultarse ante la cámara y airadas palabras en árabe que, obviamente, no entendí, pero puedo suponer que decían.
Pero nadie me va a echar de mis calles, de mi ciudad, de mi país; y mucho menos por ejercer mi derecho a mostraros los lugares que a mí me gustan.

Tras este largo prólogo paso a mostraros este video que terminé anoche sobre el famoso monumento árabe que es el Arco (o Puerta) de Elvira.
Espero que os guste. Y si no… sólo son 3 minutos y medio.
Un saludo.

Lo siento, pero... no he podido contenerme, Pixar me puede. Jajaja.

Juan de la Cierva y Codorníu (Murcia, España, 21 de septiembre de 1895 – Croydon, Reino Unido, 9 de diciembre de 1936): inventor y científico aeronáutico español, ingeniero de caminos, canales y puertos y aviador. Inventó el autogiro, aparato precursor del actual helicóptero.

Cuentan que entre algunas de sus más sabias palabras se encuentra la frase:

"Las soluciones falsas, complican (aunque resuelven un problema, complican otras direcciones) las soluciones verdaderas, simplifican".

No es que sea necesario pero, ya que escribí una breve reseña cuando vi la película de Sexo en Nueva York (la 1ª), me voy a permitir la licencia de comentaros algo la segunda.
Si a la anterior podíamos considerarla como toda una temporada resumida en dos horas, esta vendría a ser como un capítulo más de una de ellas pero alargado ese mismo tiempo.
Y, lo siento pero, me ha parecido hortera hasta decir "¡basta!". Son horteras los hoteles, los mayordomos, los diálogos y la “moda”. No sé mucho de ropa, y menos de la de las mujeres, pero pasearse con faldas vaporosas rosas mezcladas con camisetas negras… bueno… no sé, opinad vosotros y vosotras mismas.
Resulta agradable ver de vez en cuando una película de estas, porque es como reencontrarse con unas viejas amigas a las que no veías desde hace unos años, pero los guionistas han dado un paso atrás en las historias de estas cuatro chicas (que ya rondan los 50 añitos). Algún golpe gracioso, pero escaso para un metraje tan largo.
¡Ah! Los fans de Penélope Cruz no os esperéis mucho. Es cierto que sale, pero no creo que llegue a un minuto el tiempo que dura en pantalla y hace de una niña mona que es vicepresidenta de un banco de “Madrid” (¿? ¿No de un banco de España? ¿Trabajará para Caja MADRID? ¿Será Madrid otro de esos países sudamericanos desconocidos que se imaginan entre Méjico y Cuba?).
Bueno, ya sabéis, ante la duda siempre os quedará la posibilidad de verla (gratis) por internet.

Cuentan que en cierta ocasión un cortesano se dirigió al rey Fernando VII "el deseado" (la mayor abominación monárquica que ha sufrido España) para pedirle un empleo y dicen que este le ofreció hacerlo canónigo de la catedral de Murcia.
El cortesano le dijo que era imposible porque estaba casado y tenía ocho hijos a lo que el rey contestó:

-"¡Bah! si te andas con estos escrúpulos, nunca encontrarás empleo".

Cuentan que el político andalucista Pedro Pacheco, entonces alcalde de Jerez de la Frontera (Cádiz), dijo en abril de 1985:

-La gente dirá que la Justicia es un perfecto cachondeo.

Y cuentan que estas palabras fueron consideradas desacato por los jueces y fue condenado a seis años de inhabilitación. Aquello le dejo claro a él y al resto del pueblo llano lo que “la justicia dirá a la gente”.

Posteriormente se le absolvió y no tuvo que cumplir dicha condena.

El otro día, a cuentas del “cambio climático”, me preguntó alguien:

- “Sí, pero ¿cuándo se va a producir ese ascenso de las aguas que inunde las zonas costeras?”
- “¿Cuándo?" –contesté- "pues: ahora mismo”.

Cuando yo era pequeño eso de la “reconstrucción de la línea de playa” no se conocía. Los ayuntamientos no tenían que invertir un año sí y otro también ingentes fortunas en reponer la arena de nuestras castigadas costas. Ahora viene a ser una partida común del presupuesto.
Los paseos marítimos se elevan cada vez más metros para contener la previsible subida del agua a modo de presas hidrológicas.
Cuando nos dicen que el mar va a ascender cinco centímetros en el próximo año (por ejemplo) mucha gente cree que significa que lentamente subirá el agua, que casi día a día podrás poner una regla y ver que llega unos milímetros más arriba. Nada más falso, la naturaleza no sigue reglas y menos las de los hombres.
Toda la costa de Motril (un pueblo de Granada) se ha inundado de forma salvaje y persistente este invierno dejando sin casas a decenas de familias.
Durante ese mismo mes, en Río de Janeiro, estuvo lloviendo ininterrumpidamente durante mucho más de 24 horas, con tal fuerza destructiva que las autoridades recomendaron a los ciudadanos NO SALIR A LA CALLE. Nada de aplazar viajes o mantenerse alerta, no: “no salgas… si quieres vivir”, así de sencillo.

Cuentan que corriendo el año 1294 el infante don Juan, hermano del rey Sancho, traicionó a la corona castellana ofreciéndose al rey Mohamed II de Granada para recuperar Tarifa para los árabes.
Viéndose en la imposibilidad de asaltar el castillo amenazó al que lo mandaba (Alfonso Pérez de Guzmán) con matar a su hijo, previamente secuestrado, si no rendía la plaza. Pero este se negó y desde lo más alto del muro le tiro una daga diciendo:

-Si no tenéis puñal para matarle, ahí va el mío.